Un día en la oficina

Todos los trabajos tienen sus pros y contras. Los antenistas solemos decir que somos unos afortunados, tenemos las mejores vistas desde nuestra oficina, que son los tejados o azoteas. También es cierto que en invierno nadie nos libra de la lluvia, el frío, el viento y ¡la nieve!

Una diferencia entre tejado y la azotea es que el primero tiene inclinación pero la azotea es completamente plana y generalmente tiene un muro donde termina para evitar caídas. En el norte lo más habitual son los tejados, aunque con el paso de los años se ven más azoteas en las nuevas construcciones. 

Recuerdo la primera vez que me subí a un tejado, en un pequeño pueblo y lo primero que me dijeron fue que tuviera cuidado con las tejas. Siempre hay que pisar en el centro de la teja y de dos en dos para repartir el peso. No os imagináis lo frágiles que son, si veis a un antenista andando lento, no es por el miedo a resbalarse sino por no romper las tejas.

Muchos creen que el trabajo de un antenista solo es subir al tejado, pero no. En Vitoria-Gasteiz no hay demasiadas torretas altas, desde la mayoría de los tejados se puede ver perfectamente los repetidores de televisión y no es necesario una gran estructura. 

Nunca he tenido vértigo ni miedo a las alturas, pero si me dan a elegir entre subir a una torreta de 9 metros o montar en una montaña rusa, sin duda elegiré la torreta alta. La sensación cuando estás a nueve metros sobre el tejado es una pasada, como si estuvieras volando, pero sin moverte del sitio.

Al subirte a un tejado nunca hay que dejar de lado la seguridad, y mucho menos confiarse. Los accidentes siempre vienen por las prisas y los excesos de confianza. El arnés no es incómodo, pero sí que requiere de unos 15 minutos para colocártelo y asegurarte correctamente, ya que no vale agarrar la cuerda a cualquier punto del tejado. No es lo habitual, pero en algunos tejados hay instalada una línea de vida, que consiste en un cable de acero tenso de un extremo del tejado al otro y debe de estar certificada para soportar la caída de un trabajador. Lo más normal es sujetarte a chimeneas, argollas empotradas en el hormigón o algún elemento que te dé la suficiente seguridad. Si tienes dudas siempre puedes agarrar la cuerda a varios soportes para repartir el peso en caso de caída.

Del tejado no solo puedo caerme yo, también hay riesgo de que se resbale material a instalar o herramientas que llevamos en los bolsillos. De estos si he tenido varios sustos. En mi primer año, estando en un tejado muy inclinado, me guardé una llave inglesa en un bolsillo lateral del pantalón y tuve la mala suerte que al agacharme se cayó. La llave resbaló por todo el tejado, bajó 5 alturas, rebotó en la acera y rompió la luna lateral de un coche que estaba aparcado. No os podéis imaginar el susto y el disgusto por romper aquel cristal por un descuido.

Unos años más tarde, sustituyendo un tramo de cableado que iba desde el tejado hasta la fachada, dejé el rollo apoyado detrás de una chimenea y mi compañero sin querer pegó un tirón desde abajo. El rollo amarillo salió volando y se hizo papilla contra la acera. Estaba a estrenar, 100 metros. Esta vez no hubo disgusto, solo susto.

¿Habéis visto un atardecer desde un tejado? Es lo mejor del invierno, acabar la jornada de trabajo viendo como el sol se esconde tras la ciudad y las montañas. Os dejo con una captura de hace unos años, un saludo desde los tejados.

Un antenista en prácticas

¿Quién no ha estado de prácticas? La formación en un centro de trabajo es la oportunidad de poner en práctica todo lo aprendido durante el curso, o de aprender cosas que no salen en los libros de texto. Si con algo me quedé durante la charla de las practicas antes de ir a la empresa fue con la siguiente frase: “No vais a un trabajo ni a sujetar paredes ni a estaros quietos mirando al cielo” 

Yo estudié un ciclo de grado medio de nombre impronunciable. Equipos e instalaciones electrotécnicas. Lo que significa ver en año y medio electricidad, telecomunicaciones, domótica y seguridad. Con tanto contenido os imaginareis qué ciertos temas se dieran deprisa y corriendo. Me tocó ir a hacer la formación en centros de trabajo o FCT en una empresa de antenas y porteros, y lo único que había visto de antenas era lo que nos enseñaron en la azotea. ¡Mira! Esto es una antena.

¡Mira! Una antena

La primera semana es la mas complicada, y mas si no has tenido ninguna experiencia laboral previa. No tienes ni idea de nada, todo te suena raro… ¿Qué demonios es un PAU? De mi primer día recuerdo llevarme un calambrazo por novato, de esos que no se te olvidan nunca. Mi oficial aquel día me preguntó a ver si no nos enseñaban a trabajar con tensión. Si, pero viene bien avisar de que hay tensión.

El primer mes pasó volando, no es como estar en clase viendo como pasan las horas. De obra en obra y tiro por qué me toca. Un edificio en construcción es de los mejores sitios para aprender lo básico de las antenas. Cuando colocas tomas dentro de las viviendas no tienes clientes vigilando que haces, muebles entorpeciendo y por supuesto, no hay “prisa”. Ves cómo funciona la instalación desde las antenas, pasando por los amplificadores y la red de distribución. Aprendes que un “PAU” es un punto de acceso al usuario y que tienes que tener cuidado de conectar el cable blanco a la entrada 1. Y por fin pude tocar un medidor de campo.

Los medidores de campo de 2005 no se parecían en nada a los que llevamos en la actualidad. Empezando por el peso y el tamaño. Recuerdo irnos turnando para llevarlo de la furgoneta hasta las casas de los clientes de lo que pesaba. Ahora lo llevamos de bandolera y si nos despistamos lo perdemos sin enterarnos.

Depende de los “profesores” que te toquen, y por supuesto, de las ganas que le pongas, puedes aprender mucho, o no enterarte de nada. Tengo que dar las gracias sobre todo a mí profe Asier, que tuvo mucha paciencia y me explicó todo paso a paso. Por las noches revisaba en internet todo lo visto durante el día, y eso que en 2005 no había todo el contenido que hay en la actualidad. Recuerdo tirar sin querer por el hueco del patinillo una bolsa entera de conectores F delante de mi jefe. Según llegué a casa miré por internet el precio por cada conector, 25 conectores que había en la bolsa a un euro la unidad…

Los dos siguientes meses los pasé entre la obra pasando cable, colocando telefonillos de portero automático en viviendas y viendo reparaciones de satélite como servicio técnico de canal satélite digital. Me resulta curioso que hace 15 años apenas había instalaciones de videoportero, y ahora es de lo mas habitual. 

Las prácticas son la asignatura más importante de cualquier formación, es donde aprendes de verdad como se hacen las cosas. No es lo mismo hacerlo en un tablero que en una obra. El mejor consejo que os puedo dar es que intentéis aprender el máximo y vayáis todos los días con actitud positiva, aunque vuestra idea sea seguir estudiando otras cosas. 

Dejaré para otro capítulo las aventuras con los de prácticas, un saludo desde los tejados.

El cable de antena da calambre

Hoy os traigo al blog un problema que nos volvió locos durante unos años. Fue curioso porque cuando empecé a trabajar en esto de las antenas no era algo habitual. Corriente eléctrica en el cable coaxial de la antena, pero de la que da calambrazos.

Todavía hay veces que los clientes antes de tocar la toma de televisión de la antena del salón me preguntan a ver si quitan la luz de casa. En teoría no debería de circular corriente alterna por el cable de la antena, en teoría vaya. Como bien nos explicaban en clase de seguridad eléctrica, si no conoces como funciona la electricidad, aunque te enseñen que el cable esta suelto en un extremo e intenten tocarte con el otro, por seguridad siempre se apartan.

Ya no es una avería tan común, pero en su momento he visto televisores y hasta descodificadores de Digital + estropeados en su sintonizador por corrientes anómalas. ¿Y de dónde vienen?

El primero de los problemas eran las televisiones de plasma. De ahí que con la aparición de las LED el problema casi haya desaparecido. A través del conector de entrada de antena, en ocasiones salía corriente eléctrica suficiente como para encender una bombilla incandescente de 60 vatios. Imaginaros la alegría que le daba al cuerpo tal descarga un lunes a primera hora, ¡ni el café te despertaba tanto!

La segunda: nunca mezcles en la misma canalización o tubo cables eléctricos con cables de antena. En ocasiones son capaces de funcionar como un transformador, sin necesidad de juntar el cobre, la corriente pasa de los conductores eléctricos hasta el coaxial estropeando elementos de distribución y televisores. 

Como os imaginareis, la alimentación que usamos para hacer funcionar parabólicas o amplificadores de mástil no tiene tanto voltaje ni intensidad como para darte la sensación de descarga eléctrica, ni para estropear otros elementos de la instalación.

Y ya que os he puesto en contexto, ahí viene la historia:

En un edificio de viviendas había un problema con varios canales, y solo ocurría en una de las manos, la “A”. Al conectar el medidor, vimos en el espectro que la señal “bailaba”, y debería de estar fija. La primera sensación fue que el amplificador monocanal que amplificaba esa frecuencia o canales no funcionaba correctamente, así que lo sustituimos por uno nuevo. 

Unos días después, los clientes volvieron a quejarse de que se seguía viendo mal, e insistían que solo era una mano, la “A”. Hicimos una revisión general de esa montante en busca de algo raro, una toma que funcionase mal, que la toma final no cerrase el circuito con 75 ohms… pero no encontramos nada estropeado, todo correcto.

Si el problema no provenía ni de la montante ni de la antena, solo nos quedaba el elemento que distribuye entre diferentes manos. Los distribuidores suelen ser de los elementos de la instalación mas duros, solo se rompen si les cae agua del tejado o si les entra corriente eléctrica. Al soltar el distribuidor vimos pequeños arcos eléctricos al acercar el vivo contra la malla.

Revisamos todos los televisores buscando alguno que tuviese algún problema eléctrico, pero no hubo suerte. Para estos casos, existen unos filtros de corriente para cable coaxial que impiden que circule la corriente en una dirección. Después de instalar el filtro, la señal se estabilizó y los clientes quedaron satisfechos tras unas cuantas horas de búsqueda. 

Hasta la próxima, un saludo desde los tejados.

Mi primera antena

Bienvenido o bienvenida a mi blog, Un antenista en el tejado. Mi nombre es Jose Angel Calvo, y como indica el titulo del blog, soy antenista.  Acabo de cumplir 15 años ininterrumpidos sobre los tejados de Vitoria-Gasteiz. Soy un afortunado, no han sido años fáciles donde encontrar una estabilidad laboral con tanta crisis y pandemia. La transición digital de la televisión y dos dividendos digitales han ayudado en buena manera a ello. 

La primera idea de este blog es contar historias que he vivido en mi día a día durante estos 15 años, que no han sido pocas. La segunda es compartir con mis compañeros y visitantes averías curiosas o extrañas que consiguieron hacerme explotar la cabeza. De esas que no quieres un viernes por la tarde a ultima hora. 

Antes de dar por terminado mi primer post, una pregunta para mis compañeros de profesión. ¿Recordáis la primera antena que instalasteis solos o solas?

Pero solos de montar solos en la furgoneta, desplazarse hasta el lugar, aparcar… Os adelanto la mía. Carnet de conducir recién sacado, un Seat Marbella de la empresa. Cuando eres nuevo en casi todo, los problemas se multiplican. Nervios. El trabajo era instalar una antena parabólica en la fachada con 10 metros de cable sujeto bajo las ventanas. 

Recuerdo aparcar muy lejos, y cargar con la antena parabólica a la espalda, el medidor al hombro, el rollo de cable en un brazo y el taladro y el descodificador en el otro. Los clientes suelen subestimar la capacidad de carga de los técnicos de telecomunicaciones. ¿Quién no ha entrado a una obra con cuatro o cinco rollos de cable coaxial en cada brazo? 

Llegué a casa del cliente, y por suerte me tocó uno amable. Acordamos cómo iba a realizar la instalación y me puse a ello. Taladré en la fachada para sujetar el soporte y llegó el momento mas complicado de todo el trabajo, orientar la antena parabólica. Una antena de satélite tiene tres ajustes: Azimut, elevación y polarización. El azimut es relativamente sencillo con una brújula, una vez que ves en el espectro del medidor las primeras señales ajustas la altura buscando el punto de máxima potencia. Para finalizar hay que girar el LNB para ajustar la polarización. Si la antena estaba en fachada, había ocasiones en la que no llegabas desde la ventana hasta el LNB, y mucho menos a soltar el cable del medidor y roscar el cable nuevo. 

Encendí mi Promax Prolink 4 y lo conecté al LNB de la antena. Medio apreté la antena al soporte y ajusté 30 grados de elevación para empezar a buscar el satélite. ¡Importante! hay que alimentar desde el medidor la parábola, sino no funciona. Comencé a mover de izquierda a derecha la antena buscando la señal, en la misma dirección que otras que había instaladas en la fachada. Tienes que moverla poco a poco, vigilando con otro ojo el espectro en el medidor. ¡Y por fin! Unas pequeñas “montañas” en el espectro me avisas de que he cazado al satélite. Ajuste fino, apretar fuerte y terminado. 

El espectro del satélite Astra 19,2º E en un medidor de campo

Una vez orientada la antena, sujeté todo el cable y di de alta el descodificador. Todavía me acuerdo del momento en el que se activó el aparato y se empezaron a ver los canales. La sensación de que lo he hecho todo yo solo.

Hasta aquí mi primera aventura, un saludo desde los tejados.